Se me ocurren cientos de razones para no acudir a las urnas en las próximas elecciones. Lo cual es sumamente sorprendente ya que de ordinario yo no suelo tener razones.
Pero me he empeñado en creer que por causas del azar estaré frente a una boleta electoral y con un crayón en la diestra dentro de unas semanas, y entonces, ¿el emblema de qué partido tacharé?
Si poseyera decencia intelectual anularía mi voto. Sin embargo, yo dudo de poseer tal defecto. Como no veo televisión ni escucho radio, no he llegado a odiar por completo la publicidad y las propuestas de los partidos políticos contendientes. De modo que para enterarme de sus propuestas, tuve que leerme las plataformas electorales de cada uno de ellos. Las cuales en su generalidad son compendios de ingenuidades, cartas a los Reyes Magos, cursilerías populistas, cantinfleos sin gracia y una que otra barbaridad.
Y como sabemos, estas campañas son costosísimas. ¿No podrían al menos contratar a un corrector de estilo para redactar sus propuestas?
No voy a escribir sobre la plataforma del PVEM porque su antihumanismo, su desprecio por la vida, su corrupción ideológica, me asquean a tal grado que me enfada criticarlos. Tampoco escribiré sobre el PRI por semejantes razones, aunque respete la inteligencia de la presidenta de ese partido. Tampoco lo haré sobre el PT ni Convergencia, porque no son realmente partidos, sino clubs de fans de López Obrador. Ni de Nueva Alianza ni del PAN porque uno es un partido excesivamente cercano a la dictadora del SNTE y el otro un partido de derecha, católico y reaccionario. Por todos estos partidos no votaría ni en pesadillas.
Me quedan dos opciones: PRD y PSD. ¡Está flaca la caballada!
Hay algunas promesas del PSD que me gustaría que se cumplieran, entre ellas, la despenalización del aborto y de las drogas y el seguro de desempleo. Sin embargo, el feminismo de pacotilla que pregonan llega a irritarme.
Con respecto al PRD, me agrada la propuesta de enfatizar el carácter público y gratuito de la educación superior, igualmente el seguro nacional de desempleo y la ley general de vivienda, que proponen. Me decepciona que el resto de su plataforma sea muy poco atractiva.
Pero uno debe votar más allá de los partidos y de las ideologías por personas de carne y hueso y entonces, si lo hiciera por el PRD en cuanto a diputado federal, tendría que hacerlo por Agustín Guerrero, un político que estudió economía en la UNAM, que desde los dieciocho años se afilió al PMT de Heberto Castillo, participó en la huelga estudiantil del 86, fue muy cercano a López Obrador y a Alejandro Encinas y por todo ello, no voy a votar por él. Y a pesar de eso, va a ganar.
Votaré por una mujer, Luz María Campos, que no tengo ni idea quién sea.
Me faltan dos boletas electorales. ¿Para Jefe Delegacional, Agustín Torres del PRD, otro lopezobradorista o Pancho Cachondo del PSD? Ni modo, mi voto será nulo.
Por asambleísta seguramente votaré por Alejandra Barrales del PRD, no porque haya nacido en una colonia proletaria, en la Tránsito, o porque haya sido sindicalista, sino porque tiene buenas piernas.
En resumen, para diputado local votaré por Alejandra Barrales del PRD; para diputada federal por Luz María Campos del PSD, y para Jefe Delegacional, nulo, o si estoy de buenas por Isabel del Carmen Acuña del PAN, ¡tres viejas!, imagínense, para que luego no me acusen de misógino.
3 comentarios:
jejeje. Yo que tú voy a un periódico y trato de publicar este tipo de artículos que pienso que gustarían mucho. Son agudos y con mucho humor. Creo que te trasmití el pensamiento porque, justo anoche, estaba pensando sugerirte que escribieras sobre esto, pero se me olvidó.
Bal
Diablos, la única con buenas piernas en Miguel Hidalgo es Ana y no creo votar por ella.
sí debe tener buenas piernas Ana, pero muy masculinas... no? en fin, fue un grandísimo gusto ver tus comentarios
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