Es significativo el parecido que en latín tienen las palabras: sollicitudines (la preocupación) y solitudo (la soledad). Algún latino escribió: amicorum sermo sollicitudine fugat; la conversación de los amigos ahuyenta la preocupación. También se pudo decir que: solitudine sollicitudine radix est, de la soledad, la preocupación es raíz.
Creo yo que si uno está preocupado, consecuentemente, uno está solo. Nuestras preocupaciones nos vuelven solos. Éstas ahuyentan a los amigos. No porque los amigos quieran huir de los problemas ajenos, sino porque suele ocurrir que, ensimismado en un asunto preocupante, uno carece de las palabras adecuadas para expresar la problemática que está padeciendo, y los amigos en vez de aconsejar certeramente sólo logran ser testigos impotentes de la angustia.
Quisiera encontrar una palabra que tradujera sollicitudine de un modo que dejara claro el vínculo con la soledad. Ni “aislado” ni “desolado” me parece que refieren la preocupación solitaria que manifiesta tal vocablo en la lengua latina.
Se me ocurre: soledado. Zozobrado es la que siento más afín, pero “zozobra” debería escribirse con “s” de soledad. Propongo: solebrado. Mejor: solebrante.
Quedaría muy mal derivar de solebrado, solebración, porque suena a goce. Debe preferirse: solebrancia o solebrantía.
Imaginad: inmerso en la solebrancia de mi cuarto.
Actualmente suena cursilísimo pero hace cien años pudo ser un verso decente.
Qué tal: de solebrantía mi habitación es dueña.
O: en mi cama solebrante el insomnio.
Sin duda, mis elucubraciones, o boberías lingüísticas, vienen para librarme de las solebrancias, digo, de mis inquietudes solitarias, además, son la causa por la cual jamás aprenderé chino. ¿Cómo hablar un lenguaje en el que no se puede tomar a las palabras como bolitas de plastilina y desfigurarlas y figurarlas de nuevo? Pero también –y esto es lo importante-- en estos días de solebrantía, como si uno o muchos amigos hubiera en ella, mi lengua me acompaña.
Creo yo que si uno está preocupado, consecuentemente, uno está solo. Nuestras preocupaciones nos vuelven solos. Éstas ahuyentan a los amigos. No porque los amigos quieran huir de los problemas ajenos, sino porque suele ocurrir que, ensimismado en un asunto preocupante, uno carece de las palabras adecuadas para expresar la problemática que está padeciendo, y los amigos en vez de aconsejar certeramente sólo logran ser testigos impotentes de la angustia.
Quisiera encontrar una palabra que tradujera sollicitudine de un modo que dejara claro el vínculo con la soledad. Ni “aislado” ni “desolado” me parece que refieren la preocupación solitaria que manifiesta tal vocablo en la lengua latina.
Se me ocurre: soledado. Zozobrado es la que siento más afín, pero “zozobra” debería escribirse con “s” de soledad. Propongo: solebrado. Mejor: solebrante.
Quedaría muy mal derivar de solebrado, solebración, porque suena a goce. Debe preferirse: solebrancia o solebrantía.
Imaginad: inmerso en la solebrancia de mi cuarto.
Actualmente suena cursilísimo pero hace cien años pudo ser un verso decente.
Qué tal: de solebrantía mi habitación es dueña.
O: en mi cama solebrante el insomnio.
Sin duda, mis elucubraciones, o boberías lingüísticas, vienen para librarme de las solebrancias, digo, de mis inquietudes solitarias, además, son la causa por la cual jamás aprenderé chino. ¿Cómo hablar un lenguaje en el que no se puede tomar a las palabras como bolitas de plastilina y desfigurarlas y figurarlas de nuevo? Pero también –y esto es lo importante-- en estos días de solebrantía, como si uno o muchos amigos hubiera en ella, mi lengua me acompaña.