A Jorge Emilio Esquivel Muñoz lo llamaban
George o Yorch, [dʒɔɹdʒ], a
la prensa no se le ha ocurrido escribir su apodo con G, tampoco usar la ‘ch’
como grafías finales. Pareciera que Jorge Esquivel no tuviera derecho a usar el
nombre del padre de la patria de una república democrática.
Detrás de las variantes
ortográficas hay discriminación, pero si alguien considera que esto es minucia,
tal vez tenga razón, que la prensa lo discrimine, viole su imagen e incite al público a odiarlo, es menos grave
que su detención ilegal y su igualmente ilegal trasladado a Hermosillo, a casi
dos mil kilómetros de su casa y de sus amigos, ¿dónde quedó su presunción de
inocencia? ¿Dónde quedó el estado de derecho?
Su caso no debe relegarse al
olvido ni al anonimato, como dice esa pinta-acotación, es un compa.