¿Qué puede significar la navidad para un ateo?
Me gustaría responder con sencillez. No sé si pueda. Es difícil pensar en la navidad a estas alturas del siglo XXI como una festividad religiosa. Es el día más pagano que pueda haber. Un día de consumismo exacerbado. El espíritu navideño es el espíritu más materialista que conozco.
Se cena con la familia, se reparten regalos, que anidan bajo un arbolito, ¿qué sentido tiene tener un pino artificial en la casa? ¿Por qué no una ceiba, o un chopo o un sauce?
Por lo menos en México se conservan los nacimientos. No en todas las casas. En las más tradicionales o en las menos enajenadas o en las que menos sueñan secretamente en ser gringas.
A mí me gustaba poner nacimientos, era como hacer una maqueta, como escenificar. Y, por supuesto, era un recordatorio de que la navidad no es aniversario de Santa Claus, sino la supuesta fecha en la que nació Jesucristo.
Una perdedera de tiempo es discutir sobre la existencia histórica de los mitos. Yo no lo voy a hacer, sólo me replanteo las cosas, ¿deberé preguntarme qué significa para mí como ateo la navidad pagana, santaclosiana, fetichista, cursi e imbécil? ¿O cuestionarme qué es para mí el dudoso milenario natalicio de Cristo?
Sobre la navidad fetichista, del pavo y los regalitos, pienso que es un periodo de locura. Dice Philiph Roth en el Lamento de Portnoy, que es terrible tener que soportar la locura de los judíos durante todo el año y encima en diciembre soportar la imbecilidad de los cristianos. O algo así. Y es cierto, si no fuéramos cristianos ¿por qué celebrar el 24 de diciembre? ¡Pero que sea una fecha más de compromiso social o familiar que de verdadera comunión espiritual, para mí, significa que el cristianismo es de todas las religiones la más estúpida, en la medida en que sus miembros ni siquiera se enteran de por qué festejan.
Por eso no está mal poner el nacimiento. Así se recuerda un poco de que se trata. El árbol no está mal. Es un símbolo universal de la protección, del amparo, de la familia. Pero yo no puse árbol ni nacimiento. Sólo me pregunté qué significa el nacimiento de Cristo y pensé que en navidad se debe celebrar (con gran regocijo) la muerte de Dios.
Dios murió un 24 de diciembre hace 2008 años. No digo aproximadamente porque me parece pedante. Que quede claro. No nació. Murió.
Dios había creado todo, y ensoberbecido, creía que todo era bueno. No porque todo fuera bueno, sino porque Él lo había creado. Castigaba con mucha facilidad, era vengativo, violento, asesino, cruel, despiadado, infame. Le agradaban las pestes, las guerras, las matanzas. Prohibía muchas cosas en especial aquellas que fueran libertarias.
Por fortuna murió. Como digo, un 24 de diciembre. Hace dos milenios, un muchacho se dio cuenta de que ese Dios nunca había existido. Que el verdadero dios tenía que ser el amor. No el odio. Ni las prohibiciones ni los castigos, sino el perdón y la paz. Ese joven comprendió, tuvo que comprender, que el antiguo Dios era hijo de los hombres, es decir, reflejo fiel de las miserias humanas, creación, invento de los poderosos para sustentar su dominio. Su crítica del cielo, ciertamente, fue una crítica de la tierra.
Ese joven, como cualquier otro, disfrutaba las fiestas, bebía, invitaba vino, le gustaba acaparar la conversación, defendía a las mujeres, se enojaba y se preocupaba por los pobres y los enfermos. Fue un hombre condenado que al morir enseñó que el hombre es sufrimiento, que el hombre está condenado desde el comienzo y que en este mundo (no en otro) se tiene la posibilidad de amar, a pesar de todas las vilezas. Con su muerte pudo comprenderse que Dios había muerto, que los dioses mueren cuando el ser humano los supera moralmente y que cada vez que ocurre esa superación el hombre se queda solo, abandonado. No es dios, sino el hombre quien está en la cruz.
Entonces, como todos llevamos nuestra corona de espinas, nuestro ego que astilla, hay que celebrar la navidad, festejar que dios ha muerto.
2 comentarios:
De una budista para un ateo, quién se inspiró en lo que escirbiste para hacer este cover.
Reflexión navideña
Un día como hoy nació un hombre que superó al dios mítico Yahvé. Este hombre no castigaba, ni enviaba plagas, ni exterminaba a los impíos. Él iba a las bodas y multiplicaba el vino para que todos disfrutaran, multiplicaba el pan y los peces y daba de comer al hambriento, curaba a los enfermos, defendía a las mujeres y no juzgaba a las adúlteras, enseñaba que había que practicar el desapego de los bienes materiales y del cuerpo, hacía plegarias por todos los seres porque sabía que el mundo está lleno de dolor, enseñaba que la tristeza se puede transformar en gozo, era humilde y capaz de lavar los pies de sus amigos, cenaba y brindaba con ellos. Él hablaba del amor como lo único que realmente redime. Y él dedicó su vida a los demás hasta el final de la misma. Cuando murió regresó en cuerpo de energía y se le apareció a sus discípulos y sopló para darles una iniciación a través de lo que llamó el Espíritu Santo y le habló de las causas y consecuencias. Él era como un bodhisatva. Entonces podemos hoy estar contentos y celebrar este día porque Jesús es una muestra viva en nuestra cultura de que se puede ser mejor ser humano y alcanzar realizaciones que nos permitan trascender este Samsara y la muerte física.
Por eso quiero brindar hoy contigo y desearte una Feliz Navidad y que nuestra práctica de vida nos convierta, sino en budas porque todavía nuestro karma negativo no lo hayamos exhaustado, en mejores seres y viovamos esta vida con un equipaje cada vez más ligero que nos permita servir a los demás.
Te mando mi cariño y te deseo para el Año Nuevo mucha salud y bendiciones.
Tashi Delek
(Esto es en tibetano y es cuando uno desea lo máximo al otro, o sea todo lo bueno imaginable)
Tashi Delek...
¿cómo se dirá inimaginable en tibetano?
Para decir, te deseo lo mejor imaginable e inimaginable...
Tashi Delek y Undelek
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