No por el hambre
esa boca abandonada
ni por la música
de dolorosas espigas agitadas
acaso por el día
tan mal aprovechado
o porque mis ropas
las sucias y las recién lavadas
sobre mi cama echaron el recuerdo
de unos días de otros años
en los que no dormía
Primero por el miedo
verdadero, justificado y absurdo
del nosequé que acecha
después por la espera
del padre que no llega
de la madre que no llega
noches de enmudecidas ventanas
en las cuales las hojas murmurantes
con su blanco llamado incendian
a los ojos que extravían sus puertas
y para enfrentar ese incendio
y abatir el fuego del miedo
se lanzaban
las palabras cual agua
combatían una tras otra
hasta la calma
cuando yo volvía bajo las sábanas
al sueño…
No hay comentarios:
Publicar un comentario