TONANTZIN: Que pase el testigo, Jesús de Nazaret
GABRIEL: ¿Cómo se considera, Dios, hijo de Dios, o un hombre como cualquiera?
JESÚS: Antes dime, ¿qué es el ser humano, sólo carne; o huesos y alma; o sólo espíritu?
GABRIEL: No estamos para debatir el ampuloso tema de la humanidad, sino para resolver la culpabilidad o inocencia de Yahvé y para ello creo preciso que declare si se considera parte de Él, su hijo o un ser distinto.
JESÚS: Alguna vez dije: dad al César lo que de él es. Pues bien, digo que mi carne es humana y la carne proviene de la carne, así como el espíritu del espíritu. Como mi carne y mi espíritu son mansos, hermanos míos, pueden llamarme hijo de Dios.
CICERÓN: Si los pacíficos son hijos de Dios es porque Dios es pacífico, ¿estoy bien?
JESÚS: ¿El hijo de un asesino es un asesino? No juzguéis a los hijos por sus padres ni a los padres por sus hijos, (nervioso) cada quien es hijo de sus propios actos.
CICERÓN: (aparte) Otro loco.
GABRIEL: ¿Qué opinión te merece el genocidio del diluvio y el posterior en Sodoma?
JESÚS: ¿Qué opinión le merece a un médico un huracán que acaba con una ciudad? Va en busca de sobrevivientes, quiere rescatar de la muerte a los más posibles y remediar el dolor de los que sufran. ¿Se pregunta por los responsables o por las víctimas? No, no juzga a los gobiernos o a los pobladores, ni a la naturaleza ni la ingeniería, simplemente rescata y ayuda a los que puede.
GABRIEL: ¿Participó en esos genocidios? ¿Colaboró, fue consultado, estuvo en sus manos impedirlo, lo apoyó, algo?
JESÚS: (Agitado) El buen pastor da la vida por su rebaño. Los pastores no cargan espadas, no asesinan a sus ovejas. ¿Si yo hubiera pulsado la espada que calcinó Sodoma o si hubiera ordenado la furia de los mares para diluviar sobre el mundo, cómo podría predicar paz y amor? Mas ¿pude evitarla? ¿Cómo si no había nacido?
GABRIEL: ¿Quién es su padre?
JESÚS: Mi padre, mi origen, es el mismo que el tuyo.
GABRIEL: ¿Su padre es quien ordenó el Diluvio y la destrucción de Sodoma?
JESÚS: (Visiblemente descompuesto) Tú lo has dicho.
GABRIEL: (Preocupado) ¿Te sientes bien?
JESÚS: (Febril) ¿Debí condenar aquellas destrucciones? La gente me seguía, creía en mis palabras y en mis actos, pero nunca me atreví a hablar en contra de nuestro padre a pesar de que no me gustaban sus leyes, estaba seguro de que esas leyes fueron de Moisés, no de Dios. La única ley de Dios tendría que ser el amor. Pero Sodoma no fue destruida por amor. ¿Habrá sido Satanás? ¿Mi padre es un asesino, un violador, un ser de espada sanguinaria?
CICERÓN: Parece que el testigo no está en condiciones de continuar declarando. Démosle un descanso.
JESÚS: Tranquilícese, señor abogado, no estoy indispuesto… sólo soy un genocida. De tener un dedo flamígero ¿no hubiera matado a los mercaderes del templo? A veces he sentido una espada desenvainándose desde mi mente hasta mi boca y he herido a las personas que digo querer. ¿Por qué no puedo ser sólo espíritu? ¿Por qué soy malo? ¿Es culpa de mi padre? No puedo aceptar sus reglas, no puedo imponer las mías. Pero amo el mundo, la vida, la creación. No, no, este mundo es horrible, corrupto, violento, enfermo. No destruí Sodoma, pero podría destruirla si tuviera el poder. ¿Quién de ustedes no lo haría? Todos hemos anhelado la destrucción. Todos somos culpables.
ATENEA: Testigo, su conducta no parece sensata, si tiene algo qué decir, ¿qué pruebas tiene?
JESÚS: Es cierto, soy un testigo sin testigos, pero no un loco. Satanás podría responder por mí. Él ayer me convenció de presentarme y declarar mi responsabilidad. He pecado por omisión. Pero tenía miedo y tenía odio y tenía una gran ceguera y ganas renunciar, de morir, de ser amado. Es cansado ser hombre. El obrero que trabaja doce horas y regresa a casa y oye que un ladrón está asaltando a otro hombre, ¿saben lo que hace? Entra a su casa y cierra la puerta, luego le predica a sus hijos para que sigan teniendo miedo. Yo he sido ese hombre. Nadie me ha entendido nunca.
GABRIEL: Tal vez si no se autocensurara y dijera las cosas claramente.
JESÚS: La vida no es clara. Llegas al mundo y puedes pecar desde el día de tu nacimiento, puedes ser condenado y vivir un infierno desde ese día, ¿no son los recién nacidos inocentes? Y sin embargo, los obligan a cumplir con reglas que no pueden entender. Mi padre y el padre de mi padre y el primer hombre y el primer ser sobre la tierra, todos sufrieron desde el primer día. Sólo podemos agradecer la vida si la gozamos y tantas leyes son sólo para sufrirla más. Yo no sé qué es lo mejor. Hablé como si supiera y sin darme cuenta estuve a favor del crimen, de la destrucción y de la violación.
YAHVÉ: Señoría, ese bastardo ya habló demasiado.
CICERÓN: Déjeme esto a mí, no le conviene expresarse de ese modo, da mala impresión.
YAHVÉ: Lo que debes hacer es demandarlo porque durante dos mil años me ha estado difamando. Interroga a María para que oigas la verdad y luego demandamos al espurio de Nazareth.
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