En alguna ciudad dormirás tranquila
verás bellas bestias de marfil o bronce
en esas mañanas sin gente
cuando habla en inglés el aire frío
tendrás también allá que ir a las tiendas
abrir los ojos y hacer cuentas
la heroicidad de cada día
de sentir la piel como un acorde último
el cansancio como un gutural temblor
el silencio como fotografía lastimada
el heroísmo de saberse cristal cada día
y la brisa
esa brisa dulce que da miedo
Escribirás para no romper los relojes
y resistir la apacible madrugada
cuando las canciones astillan
las hogueras celadas del pasado
y para aventurarte de nuevo al sueño
o a la pesadilla de la cama indomable
dejarás escrito algún doliente garabato
y cerrarás los ojos con la melodía
más pueril que encuentres
allí donde escondes tus años
de niña envejecida
niña de quietud oscura
niña que llaman joven, mujer y señora
niña sin fin
por la rudeza de la orfandad…
Vas a abrir otra vez la mirada
habrá un día quizá sin grises
con muy pocos ruidos en la calle
y un discreto olor de vergeles
si caminas entonces
si detienes tu alma
si te pones sincera a llorar la vida
estoy seguro
las piedras que amurallan los hoteles
después de un tiempo
te darán consuelo.
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