25 feb 2009

Nadie duerma (primera de III partes)

La una era de sol
y la otra era de luna.
La una era la otra
y las dos eran ninguna
F. García Lorca


Esta historia comienza en el insomnio. En una habitación con un vaso, unos libros y ropa sobre la alfombra. El vaso contenía restos de licor de café, la ropa era de mujer y los libros de poesía. También había unos dedos casi acariciando el teléfono.
A veces una voz en la noche calma a los insomnes y los ayuda a dormir. Por buscar esa calma era que acariciaban los dedos el teléfono. Pero la dueña de los dedos tenía miedo de un nuevo rechazo, de un “te dije que ya no me molestes”, o de un “son las tres de la mañana, no me chingues”.
Los amigos suelen recibir ciertas llamadas, súplicas que no son precisamente para ellos, “te llamo para no llamarlo a él”. Y si los amigos lo son, somnolientos intentan dar un consejo y escuchar evadiendo bostezos. Pero en esta historia el amigo era más bien amiga, y no somnolienta sino desvelada.
--Hola, ¿te desperté?
--No, ¿qué pasó?, ¿estás bien?
--Más o menos, ya sabes.
--Yo estaba con la tesis, si quieres ven a mi casa.

Estudiaban literatura. O estudiaron. O estudian, la literatura es algo que nunca se termina de aprender. Pero ya no iban a la escuela, más que a dar clases. Se caían bien porque gustaban de la poesía. No eran aficionadas a las presentaciones de libros ni a las lecturas masivas de poesía. Acaso eran elitistas, pensaban que lo masivo es una antípoda de lo poético. Dos soledades pueden acercarse y compartirse un poco de poesía sin desvirtuarla, porque para ellas era un arte de intimidad, imposible para más de dos. Y ambas afirmaban, sin embargo, que en las ciudades debería haber, como antiguamente de opio, fumaderos de poesía.
Por supuesto, cuando una pena era fuerte no se atrevían a acudir a los poemas. ¿Qué caso tiene anegarse en llanto? Preferían en las ocasiones tristes dedicarse a los placeres banales. Aquella vez pasearon por el enjambre de internet.
--Perdóname por molestarte.
--Ya deja de decir eso. Oye, tú deberías poner un anuncio.
--¿De qué?
--Para conocer a una persona interesante.

¿Quién es una persona interesante? A menudo utilizamos esa palabra sin calibrarla bien. Los egocéntricos creen que una persona interesante es aquella que comparte sus gustos, o aquella que se atreve a realizar lo que ellos no.
Ellas, desde luego, dieron por sentado que interesante implicaba culto, lector de poesía y humanista de preferencia. También concibieron que para ser interesante habría que rebasar los treintaicinco años, conservar el cuerpo en buen estado y, como cereza de pastel, ser capaz de resolver tres acertijos poéticos.
--Está bien, vamos a poner el anuncio, pero creo que esto es muy patético.
--Yo conocí en internet a mi pareja más importante hasta ahora.
--Oquey, pero ya no quiero encontrarme de nuevo con otro insensible. Necesito asegurarme de conocer a alguien que no sea un barbaján, que se conmueva con Lorca.
--Vamos a escribir un verso erótico al comienzo, prometiendo sexo, sin garantizarlo, luego a plantear un acertijo; a quienes contesten correctamente les presentamos un segundo acertijo más difícil, si también lo resuelven los conoces en persona. Y cuando lo hagas, le arrojas de frente el tercero y casi imposible acertijo. ¿Qué te parece?
--Tal vez así no conozca a nadie, lo cual no está mal porque realmente no sé si quiero otra cosa que entretenerme.

"Entre mis muslos cerrados, nadarás"
Si sabes de quién es este verso, creo que podrías ser alguien interesante. Maestra de literatura española, atractiva, de esbelta y longa, silueta y cabellera, busca su alma gemela, por siempre dividida, para compartir fantasías, con fines serios y divertidos. Abstenerse sádicos, incultos y taxistas.

Además de lo anterior el anuncio procuró enfatizar la discreción y el respeto y una B. que valía como nombre.
--Con que copien y peguen, sabrán de quién es el verso.
--¿Quieres que sea más difícil?
--Sí, que sea una verdadera pregunta, escribe esto del mismo poeta: Quiero tu mórbido cuerpo estremecido. Pero que antes respondan ¿cómo se descifra un cuerpo?
--Me gusta, escribiré eso… ¿y cuál es la respuesta que esperas?
--La correcta.

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