23 ago 2011

Ideas sobre la universidad de Héctor Boborreal


 Por Héctor Boborreal

Escribo espantadísimo porque México corre un peligro mortal: hay quienes critican al gobierno. Peor aún, le exigen que el gobierno que se encargue de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos. ¡Vaya atrocidad! ¿El gobierno qué culpa tiene de que haya personas incapaces de encontrar trabajo, hacerse de una casa o de estudios universitarios? El gobierno existe para convertir los impuestos en más policías y más militares, no para esas perversidades que le exigen.

¿Pero quiénes son los infames que osan desprestigiar al gobierno? Son esos seres aberrantes que se hacen llamar de izquierda, los cuales despreciando mi lógica se atreven a defender los dizque derechos de los pobres, cuando, realmente, como todos sabemos, si son pobres es porque son incapaces intelectualmente. Porque de ser capaces, tendrían dinero. La prueba está en que las personas capaces reciben becas y ganan dinero por producir ideas, sean o no sean éstas productivas. En cambio, los pobres no progresan y eso demuestra su incapacidad intrínseca. ¿Por qué no se les cobran más impuestos a ellos, ya que son los que perjudican al país? En Finlandia los pobres pagan más impuestos que en México. Lo mismo en Suecia, así que hay que copiar esos modelos de inmediato. ¡Por Dios, qué atrasados estamos!

Para colmo, los pobres, abusando del cinismo, critican al gobierno, que tantas becas reparte. Propongo por lo tanto que se estipule que sólo la clase media y la alta tienen derecho a los derechos humanos.

Actualmente, el 70 % de los mexicanos viven en la pobreza, lo cual significa que no tienen para lujos, y un lujo es la educación universitaria, a la cual ellos por pobres no tienen ni deben jamás tener derecho, sin embargo, como ésta es gratuita, uno que otro llega a colarse. Y eso es inadmisible. Primero un pobre llega a un aula universitaria y poco después ya todo el país va a ser comunista. 

¿Más universidades públicas? ¡Vaya cínicos advenedizos! Eso es querer que los pobres se igualen con la clase media; es creer que tienen alma y son capaces de pensar, qué locura, ¡cuántas aberraciones se escuchan hoy en día! Los pobres no pueden ser buenos profesionistas: que se vayan a las fábricas, a las calles, al campo. Pero de ningún modo a la universidad, ésta no se hizo para el pueblo ni para la chusma. ¡Abajo las universidades públicas y gratuitas! El conocimiento debe estar en manos de unos cuantos y no compartirse.