7 mar 2018

Nuestra pequeña vida


Nuestra pequeña vida

Con cierta prisa revisamos números:
el viaje de los veloces relojes.
Nos cansan las tareas y las postergaciones
y día a día, fuera de agenda,
vivimos algo pequeño.
Quizá enderezamos un cuadro
justo al lugar de la luz.
Quizá acariciamos a un gato callejero
y nos da sensación hogareña.
Quizá a tiempo le sonreímos al señor Godínez
para que tuviera una buena tarde.
Puede ser poco dar la dirección correcta a quien busca una casa,
o darle un sinónimo a quien anda destrabando una idea,
así como es insuficiente un abrazo para quien llora la muerte.
También, para quien espera en el pasillo del hospital
la operación de su hijo, es un acto modesto
ofrecerle un dulce…
Pero si revisamos los números de nuevo:
esos relojes veloces que en su viaje dicen incansablemente:
para los héroes con capa ninguna alarma suena.
Sólo el segundero frágil se escucha
el de los actos pequeños
que bien cumplidos
nunca son insignificantes.

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