Se alimentaba de naranjas como había aprendido en Pregúntale al polvo de John Fante, por diez pesos veinte naranjas le entretenían las tripas unos días; otras veces comía solamente cacahuates, a imitación de Andrea, la protagonista de Nada; incluso mordía pan seco tal como describe Knut Hamsun en sus obras; también otros muchos ejemplos extraídos de las novelas realistas le servían para buscar comida, por eso a diario, en algún momento, le colmaba una íntima satisfacción: ¡cuánto se habían equivocado quienes le pronosticaron que moriría de hambre si estudiaba literatura!
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