Tengo un sol en mi cuerpo
que se cansa y declina
me deja a ratos ciego o
nublado
inesperadamente, ¿pues
quién lo esperaría?
su brillo hace acequias para
mi risa
y por ahí corre como
caricias
pero el sol en mi cuerpo
no sabe
de constancia ni de ritmo
atardece a capricho
de golpe anochece
y cualquier brizna de
vida
de un momento a otro
la vuelve tan cálida
que le perdono todo
todo le agradezco.
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