4 dic 2009

Heme aquí

Probablemente desperdicio mi blog porque hablo muy poco de mí mismo. Eso pensé una noche en la que iba caminando por Coruña rumbo a las Tortas del Paisa. Esa noche yo sentí una pequeña tristeza pensando que era mi última caminata por la colonia Viaducto-Piedad. Si bien sólo había vivido un poco más de un año por ahí, fue un buen año y el primero en el que vivía solo.

Tuve la fortuna de tener unos cuantos billetes para pagar un depósito y una mudanza y de pronto tenía varias paredes vacías para mí solito. Después, fueron llegando muebles, libros y hasta plantas. También pasaron por ahí instrumentos musicales, cervezas y películas. Pero no era fácil comer a solas ni dormir a solas. Una vez no le puse sal a un trozo de carne, otra vez comí directamente del sartén. Creo que no hubo una sola visita que no me alegrara.

Pero no siempre se puede pagar la renta, de modo que cuando un amigo me informó de un departamento en renta y otro me ofreció su camioneta para transportar cosas, decidí mudarme. Así que una tarde Eloy agarró su Chimoltrufia, una combi de transporte escolar, en la cual aventé como cayeran todos mis chunches, excepto el tanque de gas al que iba sujetando en la parte trasera. Entonces me dijo: para la próxima me avisas con más tiempo. Le repliqué que esperaba que no hubiera próxima en varios años. No, me respondió: nosotros somos seres errantes, no podemos estar mucho en un mismo sitio. A juzgar por el pasado, no se equivocaba, pues he vivido en cinco lugares diferentes en los últimos tres años. Pareciera que no me fuera suficiente la condición de errancia que implica el ser mortal.

Y llegué a Santo Domingo, a Anacahuita. Eleazar y Pablo me ayudaron a subir mis cajas, ya antes habían trapeado, barrido mi departamento y limpiado los vidrios de mis ventanas. No se puede pedir mejores vecinos.

He escrito departamento, pero no sé si esto es un eufemismo. Acaso es una buhardilla. Un rincón cerca del cielo (aunque lejos del sol). Un lugar habitable y punto.

Cuando Eleazar buscaba convencerme de que me animara al cambio, me dijo: está muy feo, pero está cerca de C. U., yo no pediría más. Y ya cuando me había instalado y estábamos en mi patio, que en el contrato de arrendamiento se llama terraza, me dijo: ahora sí vas a vivir como un escritor y no como un pequeñito burgués.

Y no sé por qué una noche estaba en mi terraza un doctor en letras, al parecer bisexual, diciendo que era absurdo pagar tanto dinero por un sitio como éste. Yo contesté que era absurdo pagar por cualquier cosa. El del posgrado en letras con caguama en mano reviró que no era absurdo pagar por algo decente, sin embargo, yo sentencié que la última cosa decente en este mundo es la prostitución. Luego de eso se cambió de tema y me sentí feliz.

Sí, feliz. Una felicidad sin aspavientos. Una felicidad sin gesticulaciones ni efectos especiales, nomás producto de pequeñas valoraciones y pequeñas glorias, como la de volver a comer tortillas todos los días, puesto que antes no le veía el caso a comprar medio kilo porque no me lo acabaría y, por ello, no acompañaba con nada mis platos. Ahora sí como acompañado.

Seguramente estoy sembrando un cáncer en alguna parte de mi cuerpo comiendo con mis vecinos. Dado que lo regular consiste en extraer una bolsa del congelador, luego echarla al horno. Antes de descongelarla sólo se sabe que es roja o verde o café, después de tres minutos en el microondas readquiere cara de comida y no sabe mal, aunque he llegado a masticar trozos de hielo. Posteriormente, como Dios manda, viene un tabaco. Pablo saca sus Delicados y echamos humo. Pablo es físico y músico y un experto en aforismos tales como: lento pero despacio; duermes como si tuvieras padre y madre; oyendo cumbias ni se aburre uno; y eso qué tiene que ver con los bosques de coníferas; ¿me permites?, me está circulando la sangre; una coca y un cigarro, el señor es mi pastor y nada me faltará…

Siento que podría escribir mucho de estos vecinos míos. Y tal vez lo haga, me falta mencionar a don Fausto y sus teorías acerca de los visigodos y, por supuesto, a mí chocarrera roommate. Next soon, maybe...

4 comentarios:

Bestia buena dijo...

¿Tienes roomy mujer? :o

Invítame y ahora sí voy :D

Ah, me entretiene... ´¿Es verdad? ¿U otra historia? Ah!!! Sigue escribiendo. A ver cuándo pasas a mi blog... me abandonas mucho.

Beso.

Bestia buena dijo...

Necesitas un gato, además.

Anónimo dijo...

Escribe más

Cy dijo...

Cuando dices que fumas siento como que lo dices creyéndote mucho.