ANTONIO: Típico: estás en un teatralismo y terminas tirado en la calle.
2016: Te recuerdo que el año pasado no escribiste ni
viviste, creo yo, ningún teatralismo.
ANTONIO: Tú qué vas a saber, sabrás el futuro pero no el
pasado, así que vete a la farmacia y tráeme unos chilaquiles.
2016: Conozco el pasado por anamnesis, además la farmacia
está cerrada y allí ni venden chilaquiles.
ANTONIO: Anamnesis, eso ni existe, ¿verdad tú Pinciano?, Oye,
y ya que estás por aquí, prepárame un suero, por ahí debe de haber bicarbonato.
PINCIANO: Claro que
existe la anamnesis, es la recordación que lleva al reconocimiento y a la
reconstrucción de la identidad.
COCINA: Aquí no hay bicarbonato ni limón, tampoco azúcar, es
más ni agua. A ver si ya haces el súper.
ANTONIO: Qué feo despertar así, inexplicablemente,
desgastado.
HERIBERTO FRÍAS: Es el efecto sotol.
ANTONIO: ¿Qué?
DÍA ANTERIOR: ¿Tan pronto te has olvidado de mí? ¿Basta un
nuevo sol para un nuevo olvido?
SOTOL: Mátame y recuérdame.
PROPÓSITOS: ¿Cómo ves, empezamos de una vez?
ANTONIO: No, aguanten, vuelvan mañana.
LARRA: Gran persona debió de ser el que llamó pecado mortal
a la pereza.
ANTONIO: Si no es pereza, es que es día primero, hoy no se
chambea. ¿Si es hoy primero?
SOTOL: No querías terminar el año si conocerme.
ANAMNESIS: Recorriste 42 vinaterías hasta encontrar una
botella de sotol, primero quisiste echarte un caballito, y estabas escuchando
ska; luego lo mezclaste con Squirt, y pusiste rock nacional.
LA PARRANDA MAGNA: Voy a tomar y tomar hasta mi nombre
olvidar.
PANTEÓN ROCOCÓ: Esas noches, esos días, cuando tú te
retorcías en mi brazos.
ANTONIO: Pero a mí ni me gusta el ska.
2016: Pues ayer y en el año que murió bien que bailaste One step beyond. Tal vez los chilaquiles
te ayuden a desolvidar.
PINCIANO: Estábamos platicando de la conciencia, decíamos
que vive bajo el resguardo de la memoria. Sostenías, sin embargo, que hacer
conciencia no implica necesariamente hacer memoria, que si esto fuera
necesario, entonces la historia sería más filosófica que la literatura.
ANTONIO: ¿Yo dije eso? ¿Antes o después del sotol?
2016: ¿Y a todo esto, ustedes cómo se conocieron?
ANTONIO: Pérate, tamos, tratando acá de... en fin, vamos a barajearla más despacio. Lo que yo digo, es que el olvido es la obsesión más poderosa.
PINCIANO: Estamos claros que una obsesión es una necedad que
retorna.
ANTONIO: Como los aboneros.
TELÉFONO: Buenos días, llamamos para darle la buena noticia
de que en este año va a gozar de una cobertura médica, asistencia telefónica los
365 días y un seguro por gastos funerarios, ¿está de acuerdo?
ANTONIO: No, gracias, ahorita estoy en un teatralismo.
MADNESS: Hey, you, por qué no te gusta el ska?
ANTONIO: Volviendo al tema, yo diría que por más
persistentes y duras que sean las obsesiones, nada es más persistente que el
olvido. Hay pequeños olvidos, amnesias retrógradas y antero… ¿Tú te las sabes,
Pinciano? Yo no me acuerdo.
BUÑUEL: La amnesia anterógrada esconde palabras y nombres,
pequeños recuerdos. La amnesia retrógrada
puede borrar los recuerdos de toda una vida, como le sucedió a mi madre.
PINCIANO: En cierto sentido, debes reconocer que sin memoria
la conciencia se debilita, ¿cómo una madre que ha olvidado el rostro de su hijo
podría ser consciente de la obligación que tiene para con él?
ANTONIO: Ya, claro, por eso es que la anamnesis es
terapéutica y la Historia es indispensable para la cohesión social y shalalá. ¿Pero
no será que imaginar el pasado es muy semejante a imaginar el futuro? ¿No es
finalmente el pasado una reconstrucción verosímil y onírica? Entonces si la
memoria es sueño, el sueño no puede fundamentar la conciencia, la conciencia
entendida como reguladora ética debe inspirarse en lo innato, en aquello que
trasciende cualquier rememoración.
TELÉFONO: En la actualidad es muy importante estar
preparados para las contingencias y qué mejor que adquirir un seguro para que
nuestros seres más queridos tengan una protección, ¿está de acuerdo?
ANTONIO: Deje le paso a Pinciano.
PINCIANO: Que no, hombre, que no, que yo ya voy por el
cuarto siglo de muerto. Mejor, usted, señor Colcénter, díganos, ¿le parece
plausible que exista una ética innata, ajena a los avatares de la memoria, y
que aunado a esto podamos usarla como fundamento de la conciencia?
ANTONIO: ¿Por cierto, quiere un poco de chilaquiles? ¿Sí?
TELÉFONO: Tomaré estas preguntas como una afirmación, hoy
mismo se descontará de su cuenta su primer pago. Gracias. Que tenga una
excelente tarde.
ANTONIO: Bueno, equis. ¿Tú qué dices?
PINCIANO: Que no alcanzo a ver cómo esto ser relaciona con
la literatura.
MADNESS: Ni con el ska.
SOTOL: Ni con la cruda.
ANTONIO: Pues es que no se concentran. Pongan atención. Si
en una narración hay una vuelta al pasado por parte de un personaje, lo que
vulgarmente llamamos anamnesis, para precisar lo llamaré recuerdo. Entonces
cuando un personaje revive el pasado, con ello, transforma la identidad del
presente, tanto para sí como para el público. Esto muestra la pervivencia de lo
vivido y que la conciencia está vinculada a la remembranza.
PINCIANO: ¿Entonces cómo es que lo niegas?
ANTONIO: Porque, pongámonos ingenuos, si esto es así. ¿Qué es más conveniente para el espíritu…
HAMLET: Ésa era mi línea…
ANTONIO: Tú cállate, digo, ¿qué es más conveniente para la
sociedad tener presente la historia y tomar conciencia de los hechos históricos o tomar conciencia de los hechos que pudieron haber ocurrido según los textos literarios?
PINCIANO: Supongo que piensas que individualmente también se
puede plantear la pregunta: ¿qué es más terapéutico recordar pasado o trabajar
con imaginaciones?
ANTONIO: El filósofo no se equivocó: la historia no es más
filosófica que la literatura, o dicho de otro modo, la literatura es más
terapéutica que la historia.
SOTOL: ¿También la literatura es buena para la cruda?
ANTONIO: Tú desaparece, que no quiero saber nada de ti,
porque ya me acordé de lo que pasó.
2016: Aquí comenzamos.
PROPÓSITOS: Nosotros volveremos mañana.
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