7 ago 2008

Silente adicción

No es fácil
hacerse adicto al silencio
a la destrucción imperceptible
que hace hogar en el silencio.
Esa destrucción sólo
es gota estremecedora
cayendo en el pozo del sinsentido
cayendo, cayendo sin caer.
Esa gota taladra
hasta el aire de los días más amenos
es la mancha sepia
la invisible postilla de los recuerdos
que aun siendo buenos duelen
porque el sonido de las risas
como el sonido de las tazas
de café vacías y de plática llenas
y hasta el sonido de los besos
que jamás culminaron el intento
llevan la raíz, la espina y la mácula
del silencio
y el silencio es lenticardia
es la angustia que está exhausta
es el lazo que nos une
a los jirones dolorosos de la música
el silencio es ancla
que nos esclaviza a la tierra hueca.
El silencio es un golpe
que no se puede contener en la garganta
que expulsamos pronto
para no paralizar nuestra venas
El silencio es la eternidad
que no podemos concebir.
El silencio es el silencio.
Y yo amo en silencio
tu silencio.

2 comentarios:

Davixo dijo...

si, el silencio de vez en cuando es una buena manera para saber lo que nos pasa y desahogar lo que tenemos.
saludos :-)

Antonio Rangel dijo...

Gracias...